No debes olvidar el juramento de
Subir algún día a la rígida montaña de sal negra
En cuanto al camino, sólo puedes seguir la instrucción oral
Es imposible llegar errando durante cuarenta días o gracias a la buenaventura
No depende de la voluntad ni de la resistencia física, sino únicamente
De canturrear cierta melodía en cierto lugar y en cierto momento
Cuando la altitud alcanza al nivel en el que se parten los brotes de los árboles
El camino se bifurca, a la montaña y al cielo
Si quieres saber lo que sigue, de antemano
Ve a preguntar a la glacióloga
Ella te enseñará cómo interpretar el diseño de alas de mariposa
Es muy solícita
Y si llegues a desanimarte ante la pendiente
Piensa en aquél que ha caminado allí antes
Es aquel perro perdido, que una vez subió callando por el mismo camino
Hasta la cima rígida, donde aflora la veta de sal negra
(Una traducción tentativa por Eiko Minami)