No es posible ver la luz del interior de una joya
No es posible ver las tinieblas del interior de una caverna
Vemos sólo la luz del sol que refleja la joya
y la fosforescencia momentánea que flota en la oscuridad
Rodeados de las cosas intocables para los ojos
vivíamos los días, intimidada la mente
Un atardecer de verano, al detenernos en un sendero que atraviesa un bosque
Una mañana de invierno, al detenernos en una oculta calle cubierta de intactas columnas de escarchas
y alzar la mirada para ver el cambio de luz en el cielo claro
sucede que regresamos, una vez más, a la pregunta inicial
¿Habríamos nacido como se concibe la luz en el interior de la joya?
¿Estaremos muertos como las tinieblas que residen en la caverna?
¿Fluirá, algún día, otro río encima del río?
¿Vive, desde no sabemos cuándo, otra voz dentro de la voz?
Yo soy la joya que concibe la luz sólo en un instante imprevisto
Yo soy la caverna a donde no llega el viento, que vive en las tinieblas para siempre
(Una traducción tentativa por Eiko Minami)